lunes, 30 de julio de 2018

AMOR A PRUEBA DE GUERRA
 
 
Soy un soldado de frontera
que te detuvo con una bala de salva.
Cómo olvidar tu llegada mi rebelde intrusa, 

si por ti supe lo que es liberar una palomita,
si por ti la paz se dibujó en el cielo.
Me sentí un bárbaro quieto
y pude ver ante mi valor liberto,
el ojo profundo y la culata brillosa del fusil.
 
Desde que te conocí soy yo el intruso,
el caballero secreto en el país de su dama.
Soy pues un ente en colisión de intereses.
La guerra irrumpe en la casa de ambos.
El fuego cruzado es el riesgo que asumimos.
Tú civil y yo guerrero,
enamorados en angustia,
nos mostramos la bandera blanca
para saltar las barracas opuestas,
encontrarnos y correr, abrazarnos,
besarnos con frenesí. Y correr.
 
Tu amor imperial me avasalla.
Tu cuerpo me toca, me habla,
escapa. Juega conmigo.
Y yo juego contigo,
buscándote en el laberinto del deseo.
Te siento recorrer mi curtido espinazo
y pasar agitada por mis pulmones.
Siento la electricidad de mis neuronas
trayéndote a mi corazón.
 
Cuando la guerra se someta al amor de la paz
y no pertenezcamos a flanco bélico alguno,
nuestras palabras se tocarán,
nuestros ojos se hablarán
y ya no podremos salirnos el uno del otro.
Nos casaremos de blanco los dos,
a campo abierto, a media mañana,
para que la luz de la unión
se refleje
al entorno
social.
 
 
 
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domingo, 22 de julio de 2018



YOUNG EXPLORER IN MACHU PICCHU

No obstante la precaria economía y el riesgo de encontrarnos en el camino con los guerrilleros, los universitarios viajábamos al interior del país para conocer ciudades y restos arqueológicos. Éramos bohemios, románticos e intrépidos, caminantes todo terreno, curiosos interlocutores, ávidos de cultura y aventura.

En Lima, habían días que vivíamos rápido por costumbre, con un "miedo en letras minúsculas" aún en los momentos de tensa calma, con "sueños en letras góticas" y una "estrechez económica en letras mayúsculas": eran los turbulentos años 80. Por eso, salir de la ciudad era como escaparse para reflexionar y tener una mejor perspectiva de la realidad social, cultural, política y económica.

No hay explorador ni turista que retorne tal cual de Cusco. Machu Picchu, por ejemplo, impacta y abre la mente de la persona, haciendo que proyecte su imaginación y tome conciencia de las posibilidades de creación del ser humano. Los restos arqueológicos tienen consigo un valioso mensaje de grandeza y unidad, como lo refiere el siguiente canto:
  
UNIDAD *

A la orilla del cielo,
muros de piedra.
Firmes muros unidos
en pie de piedra.

Unas con otras, las piedras
se juntan, hacen
un muro, unidad,
razón de la fortaleza.

Apréndelo de memoria,
piedra con piedra.
Hombre del pueblo, mira
los muros.
No las nubes que pasan,
mira las piedras.
Las piedras siguen juntas.
Romualdo compuso el memorable poema inspirado
en los muros de Sacsayhuaman (Cusco).
Pasan los siglos. Quedan
en pie los muros. Pasan
las nubes. Siguen
las piedras juntas.

Hoy, tan solo mis palabras
se unen, como las piedras.
Poema: muro que canta
unidad: lección de piedra,
razón de fuerza y belleza.

Hombre del pueblo, escucha
estas palabras, mira
estos muros.
Aprende de las piedras.


[*] Poema de Alejandro Romualdo Valle Palomino (Trujillo, 1926 - Lima, 2008)
 


sábado, 21 de julio de 2018

LA FIGURA DEL SAPO Y EL NOMBRE «HUANCHAY»

El sapo, símbolo de la fertilidad. Cueva de Atojpampa (Huacrachuco - Huánuco).

El sapo, más precisamente la pista del sapo, siempre estuvo ahí, en Huanchay. Consideré este elemento casi al final de la investigación que me llevó a determinar el significado del término «Huanchay», en el año 2014. Pues bien, tal palabra quechua significa «el que llega de lo sagrado», «llega el agua sagrada» o «lugar donde nace el agua» [https://el-goico.blogspot.com/2014/]. Confirman ello que en ciertas partes de la andes centrales se llame «huanchay» al tramo inicial o naciente del río.

Sapo con manos humanas en Vichama
(fase final de la civilización Caral).
En el mundo andino el sapo es considerado el espíritu de la pachamama, simboliza la lluvia, la vida y la fertilidad. En el antiguo Perú —quizás desde la prehistoria, como podemos inferir de la pintura rupestre de la cueva de Atojpampa* (Huanchay, Huacrachuco, Marañón, Huánuco) y de diversos petroglifos— el sapo, el mono y la llama eran considerados animales sagrados; en la ciudadela de Vichama (Végueta, Huaura, Lima), que floreció hacia el año 1800 a. C. en  la fase final de la civilización Caral, se halló evidencia del culto al sapo; en las culturas preincas y en la cultura inca, la simbología del sapo se mantuvo, siendo considerado un elemento de la naturaleza tan importante como la serpiente, el cóndor y el puma o jaguar.

La Wancha está desapareciendo de los riachuelos de la puna.
Respecto a la figura del sapo de Atojpampa y su relación con «Huanchay», nombre de un poblado huacrachuquino de puna, es necesario añadir que hay una especie de rana comúnmente llamada Wancha (Batrachophrynus Brachydactylus),  batracio que habita en los riachuelos de los Andes centrales del Perú, entre los 3,800 y 6,000 m s.n.m., y que lamentablemente está en franco peligro de extinción.




(*) Foto de la pintura rupestre de Atojpampa, tomada del facebook de Nanpureg Aucaruna HR

viernes, 13 de julio de 2018

UN CERAMIO : RESULTADO DEL CONOCIMIENTO ACUMULADO

Toma de 1993, en el parque Santo Domingo (Huacrachuco - Marañón),
por el sociólogo, educador y poeta Esdras Gamarra Ponte.
  Un huaco o ceramio es el testimonio cultural de un grupo humano en una época pasada. Observándolo podemos darnos cuenta del grado de desarrollo artístico alcanzado, que se mide por el acabado, los símbolos empleados y la historia acumulada que trae consigo.

 Así, por ejemplo, el huaco representativo de los indomables wakrachucos muestra un acabado artístico de significado complejo, con notable preocupación en los detalles: color y expresión dominante del rostro; la nariz grande y gruesa que denota autoritarismo; las orejeras como radares que simbolizan el poder de escucharlo todo; y el tocado o sombrero nos cuenta de su raza y el origen de su nombre: "wakrachuco", sombrero con cuernos, que deriva de "wakra", cuerno, y de "chucu", sombrero. 

Este famoso ceramio lo halló en su chacra un campesino de Huachaj (Huacrachuco Marañón, Huánuco), hace aproximadamente 60 años; de él lo adquirió el huacrachuquino José Reynoso [1]. 

En relación a este tema, es muy enriquecedora la opinión del arqueólogo, antropólogo y educador Luis Guillermo Lumbreras Salcedo, quien viene impulsando una nueva forma de entender y estudiar la arqueología, cuyo campo de acción tiene que ver con procesos de desarrollo y relaciones sociales.

«Cuando un arqueólogo excava una tumba, lo que rescata en realidad son eventos, hechos sociales concretos, donde intervinieron muchas personas, reales» (...) «Un ceramio es el resultado de un proceso de trabajo muy largo donde interviene mucha gente. Primero, las personas que extraen la arcilla porque saben de donde obtener arcilla, de qué tipo, qué aditamentos se requieren para que no sea grasoso, etc; segundo, los que transforman el recurso natural en materia prima, en un objeto preparado para ser utilizado en el proceso de producción; asimismo, encontramos una serie de relaciones específicas entre estos productores y, por ejemplo, sus antepasados, porque ellos no nacieron sabiendo cómo se hace un vaso de arcilla, aprendieron del entorno social en el cual viven» (...) «Entonces, la relación que se establece en los materiales que rescatamos los arqueólogos, es una relación que se establece con el pasado, que son los antecedentes de trabajo acumulado, y luego con el trabajo de uno mismo, que está añadiendo un componente activo nuevo» [ 2].  

[1] Apuntesmhp.es.tl. Huacrachuco - Marañón en el Recuerdo.
[2] Artículo «Arqueología científica social. Balance y perspectivas», Luis Guillermo Lumbreras, en Cátedra Julio C. Tello, Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 2010, p.p. 214-215. 

 AVISO DE SERVICIO EXTRATERRESTRE * 
(Cuento cercano del tercer tipo)

Un líder marciano envía nota a miles de infiltrados en la Tierra para la inminente retirada. «Muchas de las costumbres humanas son contaminantes y muy peligrosas, por ello es mejor volver a casa. Los nativos terrícolas tienen gran capacidad creadora y un elevado sentido del amor y de la belleza, pero también una notable capacidad para fomentar la violencia, la ambición, la envidia, la injusticia y la autodestrucción de sí mismos. El hombre no sabe cuál es el límite; no puede controlarse», afirma decepcionado.

Agentes del servicio secreto de prensa galáctica que captaron imágenes del momento en que el jefe marciano escribía la carta número 340, le preguntaron si algo de bueno había hallado en la Tierra y respondió con repentina alegría: «Las artes, los idiolectos y la caligrafía humana».

Volviendo a su estado de tristeza continuó llenando las hojas, pensando en todo lo que sus hermanos marcianos dejaban en este mundo y sobre todo en los esfuerzos infructuosos realizados para orientar a los humanos hacia la convivencia pacífica y el respeto a la madre tierra. De pronto, al notar el morbo en las invasivas  preguntas de los periodistas que llegaron a última hora, hizo una marcianada, al modo aprendido de los terrícolas: se puso a cantar. Al instante, la voz marciana viajó a la velocidad de la luz y deleitó a millones de extraterrestres en diferentes galaxias:

«Los marcianos se retiran ya / y se retiran bailando ricachá,/ ricachá, ricachá, ricachá. / Así llaman en Marte al chachachá. / Al platillo volador / todos subirán bailando. / Y uno gozando y rascando / un güiro televisor (...) / Las marcianas muy bonitas / en trajes de mamboleta / girarán en mil piruetas / al ritmo del ricachá ...»



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(*) Cuento que trata de la contradictoria condición humana, puesta al descubierto a través de un suceso noticioso cargado de fantasía, crítica reflexiva e ironía.

domingo, 15 de abril de 2018

 
RIO  HUANCHAY
 
Uno de los principales tributarios del río Huacrachuco (Marañón, Huánuco) es el río Huanchay, que baja majestuoso desde la puna hasta el temple. Es un espectáculo visual ver su sinuoso recorrido y, sin duda, es más emocionante cumplir el rito de levantar con las manos un poquito de sus cristalinas aguas, antes de pescar las ricas truchas para la merienda.
 
El río Huanchay nace con el nombre de río Gallán, en la laguna Shuytococha (shuyto, ovalado), a 3950 m s. n. m. El Gallán confluye con el río Chucllas (chuclla, choza), que tiene su origen en la laguna Pedernal; valgan verdades, es a partir de esta unión donde se comienza a denominar propiamente Huanchay al río.

En su largo recorrido el río Huanchay va recibiendo las aguas de varias cochas milenarias, situadas al este de Huacrachuco, algunas por encima de los 4000 m s. n. m., como por ejemplo la laguna Yanapumay (puma negro), desde donde baja el río del mismo nombre y confluye con el río principal a la altura de la capital del Centro Poblado de Huanchay.
 
Con su caudal en incremento, el río continúa atravesando el territorio huanchaysino, recibe las aguas del riachuelo Palo Blanco, en el anexo llamado Ciénaga, luego las del riachuelo Chinchos y del río Lampa, en el punto de confluencia conocido como Puente Viva; sigue por la curva de Las Corneadas, más abajo recibe el tributo del río Paracay y desemboca finalmente en el río Huacrachuco [1], frente al fundo Cajabamba. 
 
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[1] El río Huacrachuco nace en la laguna Ucucocha y desemboca en el río Marañón.
Fuentes: Néfer Peña Medina y Merarí Salazar Campos.

domingo, 25 de marzo de 2018


 
ACOGIDA DEL ESPÍRITU *
   
A la medianoche bajan los viajeros
al sitio donde quedó su cuerpo
el día del adiós.
En medio de lamentos, llantos y oraciones
que llegaron, se multiplicaron
y nunca se fueron,
un olor a polvo muerto los atrae.
Es el aroma del nuevo residente,
cuyo cuerpo yace acomodado
en el seno de la tierra
y cuya alma arrepentida espera el abrazo
de cientos de siluetas blancas
delante del altar de piedras y de la cruz de luz.

Es la bienvenida de las ánimas
a la dueña de la lápida reciente.
Hay reclamos y castigo en el camposanto,
antes de aprobar a la compañera de viaje.
La música triste se ausenta y llega la fiesta.
Es un pedacito de cielo la fría loma,
cuando sucumben los pecados
y titilan las vidas en procesión.

Minutos de coro angelical
y sonidos de trompetas celestiales
anuncian la feliz partida
de todos los espíritus hacia el más allá.
Se recogen en dirección a la otra vida
pero volverán pronto por el próximo viajero
y sin falta para el cónclave de noviembre.



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[*] El poema recoge parte de la creencia popular respecto a lo que ocurre por la noche en el cementerio, a pocas horas del entierro.

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CAMPOSANTO MANGOCHUCO

El cementerio de Gochachilca (Huacrachuco, Marañón, Huánuco) fue creado a mediados del siglo XX en la loma de Mangochuco. Antes de esto los muertos de Gochachilca, al igual que los de Shagapay, eran enterrados en el cementerio de Huacrachuco, pero por el crecimiento demográfico y la falta de espacio las autoridades recomendaron tener su propio camposanto.

Se cuenta que otrora habían tres montículos de piedras a manera de altares, pero finalmente quedó solo uno, y fue en este que se colocó una cruz de madera para denotar el lugar como panteón. Los primeros difuntos fueron enterrados cerca de la pirca sagrada, plantándose una piedra larga en el sector de la cabecera para identificar el lugar de la tumba; después se tomó por costumbre colocar cruces de madera y finalmente hoy en día se ven tumbas con acabados de concreto, rejas protectoras y cruz de metal.