domingo, 10 de agosto de 2014

LOS CÓDIGOS DEL POETA-PINTOR JOSÉ PINEDO

Viaje a través de «El árbol que canta en tus ojos»

Un poco tarde, pero no a destiempo, he leído «El árbol que canta en tus ojos» (2005) del poeta ancashino José Pinedo Pajuelo (Casma, 1935). No es un típico libro de poesía: acicalado, finito y de un poema por página, donde fácilmente se distinguen los más logrados versos. No, se trata de un libro con códigos de presentación y lectura diferentes; desde la portada se intuye el misterio y la fantasía de las páginas interiores, donde el lenguaje del artista aparece en sus versiones de pintura y poesía, porque José Pinedo es un poeta-pintor.

Su poesía es un trazo continuo de figuras, como si se tratara de un viaje de exploración en que cada momento está unido fuertemente al siguiente, así cada poema es una sucesión de descubrimientos y emociones que no terminan cuando se llega al final. En los versos de largo aliento están presentes el espíritu viajero, el gozo de sentirse libre en la naturaleza viva, el amor por lo autóctono, la elegancia para referirse a las mujeres, la tierna evocación de vivencias cotidianas en diversos espacios geográficos, la reacción frente a la injusticia, pobreza y desigualdad, todo ello combinado con la visión cosmopolita del poeta.

Al leerlo notamos que Pinedo es un guía fantástico, cuya narración poética nos entusiasma y conmueve; no obstante su gran estatura intelectual, lo percibimos cercano, tangible, romántico, perennizado en los rumbos por donde parece continuar llevando mensajes impregnados de amor y de esperanza, como cuando era empleado de correos y alegremente recorría diversos pueblos ancashinos y huanuqueños: Huaraz, Caraz, Sihuas, Yungaypampa, Yuramarca, Huacrachuco, etc.
  «secretaria la azucena
                             la amarilis
                                         la margarita
que pueblan este poema que se abre cual tuna de los potreros
o de los caminos de herradura do una niña rubia
de sonrisa y ojos claros que bajaba al Río Grande
era el trigal de mi poesía y cerca del murmullo
de las cristalinas aguas del Saltana vivía
la chiquilla de ojos de ébano que así como una náyade
gustaba recrearse en las delicias del río Huagas y
una perlita de andar airoso llamada Perla
en los peroles de cobre mandaba tostar la jora
para la elaboración de la chicha y con voz de cactus
abría los surcos del dolor por la señorita secretaria
del hambre
             de la miseria
                             de los dum-dum
                                                    y
                                                   de la muerte»
                                                   [SECRETARIA EJECUTIVA].

Por su manera de escribir, de corrido, aparentemente sin pausas, trastocando las formas convencionales y mostrando en cada creación la huella de la innovación, reconocemos en José Pinedo a un poeta vanguardista. Ha creado una forma de expresión particular, un estilo libre, su estilo, situándose a prudente distancia del estilo de otros autores. Es único, porque sus versos tienen un orden especial y se hallan unidos al cuerpo del poema siguiendo particulares reglas de construcción; lo primero que se nota es la deliberada supresión de los signos de puntuación, lo cual es un choque visual que podría hasta desanimar al lector, pero al mismo tiempo invita a descubrir el misterio del texto, a descifrar sus códigos más ocultos, dejándonos la sensación que también podemos entender perfectamente el mensaje de sus enigmáticos óleos.
«Es el arte -tierna rama-
que cantando al natural color de la natura
pinta tu figura frágil y dulce
y describe en pinceladas la diversidad de los hots pans
que ciñen la geometría del tesoro
encantador de tu cintura y
en poesía cuando desde tu engalonado dormitorio
bajas por los peldaños de la
                       e
                        s   c
                             a   l
                                  e   r
                                       a
muestra la primaveral blancura de tus piernas
dibujadas en el vientecillo de mi pensamiento y
entre dos luces del atomismo del día» [ES EL HOMBRE].

Los poemas son de compleja construcción y acumulación de significados. Algunos son tan densos y de premeditada estructura visual (alineación caprichosa de los versos), que es necesario estar muy concentrado para no ser arrojado a la orilla del principio por las oleadas de palabras y metáforas. Por ello, como dice el poeta trujillano Bethoven Medina: «La lectura de su poesía exige rapidez y concentración, de acuerdo a estos requisitos el lector reconstruye el mundo del poeta».

Sería realmente difícil descifrar o comprender los mensajes de algunas composiciones, si el viajero poeta-pintor no hubiera tenido el tino de usar matemáticamente las mayúsculas como principal código para distinguir las pausas breves, las llamadas, los subtítulos, las ondulaciones rítmicas y los elementos que requieren pronunciación fuerte; cualquiera sea la estructura elegida, el uso de las mayúsculas --y hasta su calculado no uso-- le da ritmo y musicalidad a los versos, de alguna forma va marcando el itinerario de viaje del lector a través de los poemas, aún de los más complejos.
«La Noche Duerme Y Las Casuarinas Aletean / el grito del hombre cual pájaro d fuego en la senda d su vuelo / grita por el real derecho del niño y tú GaviotaDeSeda / bella y esbelta atraviesas el Africa del hambre y el parque / azucarado d frutos por donde VaMiCorazónAPie» [LA NOCHE DUERME Y LAS CASUARINAS ALETEAN].
 
«y de Carmelinda que leía los versos / de Almafuerte en sus viajes de Huari a Caján de donde me llamaba / telefónicamente para darle a manos llenas los lirios de la luna y / los gallitos de las rocas del sol sin faltar las serenatas / que la transportaban de las ventanas a un jardín de ensueño do / le hablaba de los colores del viento de mis lágrimas / que eran finísimas gotas de lluvia que caían en los ojos / de las piedras de la Cueva de Ucurragra de los wakrachucos y del gorjeo / del río que bajaba de los cristales de una fuente cuyas aguas / cantarinas acariciaban su pie izquierdo tan delicado como su pie / derecho y ella encendida me describía su sentimiento y sobre / Tinyash una monumental ciudadela de piedra enclavada en la altitud / de la puna do el silencio es un sonido que despierta a la quena» [ENTRE EL MAR AZUL EL TUL DEL VERANO].
 
«yo / poeta a puñetazos / jugador / protestatario / de pictóricas palabras / al servicio de la conjugación / del AMOR / le canto horizontalmente / con las pichichancas / y los rojos geranios / del poema / para que siga viviendo / con su sonrisa de mar / en la corteza del tiempo / antes que la muerte / me la arrebate nuevamente» [POEMA].
 
Como en su propuesta pictórica, hay en su poesía misterio, magia y una amplia visión del mundo. Pinedo es un poeta romántico y libertario, un creador culto y con variados recursos estéticos, que siempre está proponiendo lo inusual, lo diferente, lo nuevo; entonces, no llama la atención que en su metódico afán por alejarse del orden establecido nos sorprenda, por ejemplo, introduciendo en los poemas la «d» en sustitución de la «de» como elemento de ruptura del idioma.

Y es que la ruptura es una constante en el universo creativo de Pinedo. Quizás la mayor muestra de la ruptura o alteración de la estructura y del idioma sea «ÁRBOL Árbol», un poema donde juega con la palabra «árbol» en cacofónicos subtítulos que apenas guardan relación con los versos que siguen al pie, siendo imperioso prescindir de su lectura para tratar de disfrutar, a pesar de los cortes abruptos, del discurso poético que viene nutrido de versos sueltos o fragmentos de poemas. En su recurrente búsqueda de originalidad, en «ÁRBOL Árbol» el autor ha integrado diversos temas, pero no ha logrado darle la unidad ni el orden requeridos. Es un poema panorámico, pero muy fragmentado; dentro de su estilo vanguardista, Pinedo ha intentado un poema integral, ha desbordado su creatividad tratando de comprenderlo todo y de darlo todo, pero la dificultad para leerlo y entenderlo nos indica que el resultado no ha sido tan bueno. O es un antipoema de rupturas radicales, con un sistema interno en ebullición, donde se ponen de manifiesto la libertad y el carácter innovador del creador.
 «ARBOLOYaRBEZaRBASOaRBAZCAaRBEGAaRBENASaRBUSCAaRBIDOS
Soy un pez que en un vaso Nazca navega tus venas en busca de tus latidos

La cabellera del viento se mece en el árbol de la LIBERTAD»

«ARBOLENSOaRBIaRBENSARaRBIaRBIAaRBECEaRBADOaRBANZAS
Pienso en ti y al pensar en ti el día amanece iluminado de esperanzas

Con las lecciones anatómicas de Marilyn Monroe la ecología es un
paseo entre las piernas» [ÁRBOL Árbol].

El uso combinado de las líneas cortas, medianas y largas caracterizan a «LAS ALAS DE LA TARDE DANZAN COMO BOTELLAS EN EL MAR», en el que se entrelazan dos poemas. Un canto sui generis es «CON EL LUMÍNICO ACONTECER DE LOS PAPIROS», poema de una línea continua que avanza ondulante cuatro páginas.

Otro texto denso es «POEMA Con sistema», donde Pinedo parece rebelarse contra el sistema oficial de la poesía, alterando el ritmo, la musicalidad y el orden. Las interrupciones o los cortes mayores son marcados por los subtítulos que no son sino trabalenguas armados con la palabra «poema» y terminales de las palabras de la línea o líneas de versos que siguen al pie. Respetando el universo creativo del autor, habría que decir que el desorden en este poema es sólo aparente, porque los temas tocados cobran sentido al realizar una lectura en paralelo -- y obviando, como en «ÁRBOL Árbol», la lectura de los decorativos subtítulos--, u observar, en todo caso, que tiene un orden particular; así, es posible disfrutar de la narración poética que fluye por dos vertientes principales: el romance (el amor por sus chicas) y la crítica social, temas que unidos representan la sensibilidad y el compromiso del poeta con la realidad socio-económica del país.
 
 
«Bajo tu fino brazo tu cuaderno de Historia es una jaula / de halcones y palomas que van del punto a la raya y de la raya / al círculo y aunque no quieran se miran se saludan y se besan / para llegar a la PAZ»
 
«La deuda externa nos está ahorcando y cada vez nos ahorca más / pero para no morir ahorcados un día se levantará una voz y / otra voz pero será una Voz valiente sincera honrada desinteresada / y libertaria como la de San Martín Bolívar Sucre José Martí o como / la de Ernesto Che Guevara y dirá Basta de Explotación y / el pueblo por el pueblo se levantará y pondrá sus condiciones / pero ya no seguirá de rodillas porque defenderá La Vida / De Sus Pueblos y debe saberse que el oro que se llevan eso es / lo que nos prestan» [POEMA Con sistema].

Familiarizándose con su forma de escribir, cualquier lector puede descubrir el maravilloso mundo de Pinedo Pajuelo. Descifrar los códigos de escritura que emplea no es difícil. Pronto la poesía lo captura a uno y se aceptan tácitamente los elementos de ruptura como partes imprescindibles del todo. Porque, qué duda cabe, en cada uno de los poemas «difíciles» hay mucho arte y contenido.

Considero que en el libro hay poesías más digeribles o de fácil comprensión. Allí están el canto sensual «CAÍA LA LLUVIA», la romántica evocación de sus amores «OH AMIGA MÍA», el interiorizante «XVI Yo soy un camino», el tono cadencioso de la crítica social presente en «ERA UN HOMBRE BOTÁNICO DE AGUA», la pincelada erótica titulada «ES EL HOMBRE» y el breve pero muy tierno «POEMA» dedicado a su madre ausente.

«Toda tú habías sido traspasada / Por la poesía del tierno poema / Que era una lluvia de peines finitos / Y de polícromos lazos que era una lluvia / De blancos cuadernos de pensamientos morales / En el techo del paseo nocturno caía la lluvia / La lluvia cristalina cantando caía / Y no te importó la lluvia ni tus prendas mojadas / Pues el poema ( de tu dulcísono nombre) / Se había anticipado a la lluvia / Y en tu cuarto favorito y virginal / Tu cuerpo juvenil de fragante primavera / Desde tus mejillas de durazno / Hasta los arroyos de tus arterias coloridas / Toda tú habías sido filtrada / Por la poesía del profundo poema / Que era una lluvia de íntimos secretos» [CAÍA LA LLUVIA].
 
«Y desde esta sala de pinturas / papeles y libros donde pienso que la fuerza / de la naturaleza cambió mi destino siento y veo / que el tren que ya no existe parte nuevamente / de esa soleada soledad a do siempre entre otras / me llegaban cartas de Gladys y de Sussy y / los autorretratos de Elsa y fotos y poemas de Blanca y / de Cristy la novia sureña que tenía mucha sed de mí / hoy tan lejana lejaniiiiísima como aquella Negrita / del callejón de un solo caño Joan Joan la chica / de Dakota del Sur tenía unos labios de trigo delgado / tan igual al color de las gramíneas de su dorada / cabellera sus besos de remolacha trozada guardaban / el secreto de su cuerpo de paz Y en el tren tan esperado / también conocí una flor de la canela y la seguí / porque era todas las frutas en una sola fruta y / porque sufrió de mi sufrir la llamé Nenín y» [OH AMIGA MÍA].

José Pinedo Pajuelo vive en Trujillo hace más de treinta años. Ha publicado además los poemarios «Kurur» (1979), «Girando con mis labios las letras de tu piel» (1981), «Mi Anatomía» (1982) y la revista de poesía «La Achupalla Incendiaria» que se edita desde 1978.
 
 
Breve Historia del Perú. Óleo del maestro José Pinedo.