lunes, 30 de julio de 2018

AMOR A PRUEBA DE GUERRA
 
 
Soy un soldado de frontera
que te detuvo con una bala de salva.
Cómo olvidar tu llegada mi rebelde intrusa, 

si por ti supe lo que es liberar una palomita,
si por ti la paz se dibujó en el cielo.
Me sentí un bárbaro quieto
y pude ver ante mi valor liberto,
el ojo profundo y la culata brillosa del fusil.
 
Desde que te conocí soy yo el intruso,
el caballero secreto en el país de su dama.
Soy pues un ente en colisión de intereses.
La guerra irrumpe en la casa de ambos.
El fuego cruzado es el riesgo que asumimos.
Tú civil y yo guerrero,
enamorados en angustia,
nos mostramos la bandera blanca
para saltar las barracas opuestas,
encontrarnos y correr, abrazarnos,
besarnos con frenesí. Y correr.
 
Tu amor imperial me avasalla.
Tu cuerpo me toca, me habla,
escapa. Juega conmigo.
Y yo juego contigo,
buscándote en el laberinto del deseo.
Te siento recorrer mi curtido espinazo
y pasar agitada por mis pulmones.
Siento la electricidad de mis neuronas
trayéndote a mi corazón.
 
Cuando la guerra se someta al amor de la paz
y no pertenezcamos a flanco bélico alguno,
nuestras palabras se tocarán,
nuestros ojos se hablarán
y ya no podremos salirnos el uno del otro.
Nos casaremos de blanco los dos,
a campo abierto, a media mañana,
para que la luz de la unión
se refleje
al entorno
social.
 
 
 
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