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domingo, 25 de marzo de 2018

EL HOMBRE DEL MAZO

 En un solar cualquiera, de pronto comienza a surgir una casa andina. Muros de tierra compacta crecen en vertical, formando uno o varios cuartos. Un cajón avanza en línea recta, forma a su tiempo los ángulos de noventa grados y no se detiene hasta formar el balcón o segundo piso. Y hay un constructor que hace posible todo esto: el hombre del mazo o maceador, como se quiera llamarlo.
 
El maceador es un albañil que levanta casas con tierra humedecida, un cajón o molde formado con dos tablas en paralelo y un gran mazo de madera que se convierte en la extensión de sus brazos. Bien fajado, este constructor llena por cuartas el cajón, apisona y macea la tierra amasada con la potencia descomunal que resulta de unir la fuerza de sus músculos con la fuerza de la gravedad. Hilada tras hilada, el mazo se eleva hacia el cielo y cae pesadamente, decenas de veces; y el vigoroso hombre andino se ve más alto cada día, con el mazo arriba.

Pasa el tiempo y las casas de tapial se ven por doquier en las áreas rurales del Perú profundo. En la provincia Marañón, Huánuco, los tapialeros son contratados para levantar viviendas de todo tamaño y muros delimitadores de huertas o chacras.


 
CAJÓN O MOLDE DE ENCOFRADO
 
El molde para la construcción del tapial consta de dos tablas de 2 metros de largo por 45 centímetros de ancho; dos palos cargadores de aproximadamente 80 centímetros, con agujeros hechos a medida en ambos  lados, de acuerdo al ancho del muro y al espesor de las tablas; un tablero de 40 por 45 centímetros, que forma la esquina recta y a la vez determina el ancho de la hilada; un palito de 40 centímetros para la parte delantera del molde; y cuatro palos sujetadores que se fijan en los agujeros de los cargadores y se ajustan fuertemente con cuerdas. La tierra humedecida es compactada con el mazo en cuatro niveles, tras lo cual el molde es desarmado y vuelto a armar para continuar la obra.

 
 
DATO HISTÓRICO
 
La técnica del tapial es una herencia ancestral mundial, cuyo antecedente más antiguo es la técnica de la tierra pisada empleada en China hace 2000 años. En lo que respecta al Perú, el antecedente más antiguo es la técnica del adobón de la Cultura Wari (600 d.C. hasta 1000 d.C.), luego vendría lo más osado y sorprendente en Chan Chan, capital del reino Chimú (La Libertad, siglos XI y XV d. C.); después, surgiría el tapial liviano, con el aporte del encofrado que trajeron los españoles.