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lunes, 8 de octubre de 2018


Tarde de sol en Ushuraj (Huacrachuco, Marañón, Huánuco). Cuentan que cuando es hora de encanto
el día se nubla y el oleaje de esta laguna aumenta, impidiendo el paso de los viajeros.

USHURAJ: LAGUNA DEL ENCANTO

Esta hermosa laguna se halla muy cerca de la cima del monte Ushuraj (4224 m s. n. m.), en la provincia huanuqueña de Marañón. Para llegar a ella se hace un corto viaje en auto, camioneta o moto desde la ciudad de Huacrachuco, capital provincial, hasta el pueblo de Shagapay (San Cristóbal), y de allí se sigue tres horas aproximadamente por el camino de herradura que va a Huachumay. Se puede tomar caballos en alquiler o ir a pie, de cuerdo al físico y a la disposición; y es muy importante contar con un guía.

Belleza, misterio y fama se entrelazan vivamente en Ushuraj, la laguna del encanto. Abundan los testimonios de las diversas formas de encantamiento con que, a veces, amenaza a los viajeros esta fuente natural de aguas cristalinas. La hora del encanto se presenta de un momento a otro: aparecen nubes oscuras, comienza a lloviznar y el oleaje de la laguna aumenta formidablemente, impidiendo el avance de los pasajeros; si alguno tiene la osadía de dar siquiera un paso adelante por el camino, termina encantado en el hermoso pueblo que muchos han visto a través del espejo de agua, o perdido, muy lejos del lugar.

Y es que, a la hora de la sorpresa, todo pierde sentido y proporción; surgen imágenes que impactan los sentidos y las debilidades humanas son puestas a prueba; en la mayoría de casos el miedo impone su ley y la gente o los animalitos (ovejas, reses, perros, caballos, etc.) logran ponerse a buen recaudo, pero en algunos no. Según cuentan, todos los seres que se encantan aparecen luego como figuras grabadas en las lajas cercanas. Es un misterio inexplicable.

Los pastores y las camayas de Shagapay y Gochachilca han aprendido a convivir con el fenómeno sobrenatural. Cuando todo se nubla alrededor de la laguna, aunque les ofrezcan deliciosas frutas o inviten a pasar a verdaderos palacios, así vean las cosas más hermosas que jamás hayan visto, no se dejan tentar; encienden un fósforo y todo se despeja.

La zona de Ushuraj cuenta con una serie de atractivos más: bellos paisajes de puna, el conjunto rocoso llamado Chucurrumi (sombrero de piedra), diversos dibujos en las lajas como el «cabrito tomando agua» o el «toro huaracuy», Ayamachay (cueva del difunto), la «pelea de verracos»", el «trapiche encantado» y  la imponente formación pétrea llamada  Kunkash, considerada por algunos como el centinela, protector o guardián de Huacrachuco y  por otros como la Doncella Kunkash o la Doncella «Meona» (educador y escritor Merarí Salazar Campos). Allá arriba, en los peñascos cercanos a Kunkash se aprecian las figuras del gallo, el cantarito y la vaca, asimismo se distingue la puerta de la iglesia y el cuerpo entero de un hombrecito de piedra (encantado); y mirando al frente se ve Urwa Rumi, la maravilla natural de la provincia Marañón, que por su ubicación y colosal tamaño lo ven también desde varias provincias vecinas de Ancash.

Es recomendable llevar fósforos para evitar el encantamiento amenazador de la laguna Ushuraj y, por supuesto, hacer el «pagapuy» (pago al apu, con coca, cigarro y copita de licor) antes de subir a Kunkash, para tener un ascenso tranquilo y un feliz retorno.
  
Los pastizales de la puna son el paraíso para el ganado.

Rumbo a Ushuraj, es un placer pasar delante de Kunkash,  majestuosa estructura
 de piedra, en las alturas de Shagapay (Huacrachuco, Marañón, Huánuco). 

Desde lejos, el conjunto rocoso conocido como Chucu Rumi se ve como
una persona con sombrero que va cabalgando tranquilamente.

Caballero descansando y jinete de piedra en marcha.

A unos metros de la laguna Ushuraj, el "toro huaracuy" (ser mitológico
que permanece vivo dentro de las rocas o bajo el suelo).

El camino a Huachumay pasa bordeando la laguna del encanto.

De esta laguna baja el riachuelo Ushuraj, que en verano apenas es un chorrito,
pero en invierno trae harta agua que pasa a incrementar considerablemente
el caudal del Saltana, río muy temido por los desastres que ha causado.

El sereno descanso de la laguna en su sitio.

El hombre en armonía con Ushuraj.

Al frente de Kunkash se halla Urwa Rumi.

Urwa Rumi: Un coloso de piedra que está erguido apuntando al cielo. Etimológicamente significa
«piedra estéril». Muchos creen que se trata de un varón con el abdomen prominente, lo consideran
el guardián de Huacrachuco, y hay quienes sostienen que sería una mujer embarazada que está
 allí encantada; en ambos casos, un ser legendario. Según el investigador Merarí Salazar, es el
valiente y poderoso gigante de Huacrachuco (Marañón, Huánuco) que quedó petrificado tras
ganar la carrera hacia la cima a su rival de Huancaspata (Pataz, La Libertad).

Kunkash: Imponente estructura pétrea que muestra el cuello y la cabeza de un ser mítico. Para unos
es el centinela, protector o guardián de Huacrachuco y para otros, como el profesor
e investigador Merarí Salazar, Campos es la  Doncella Kunkash.


** Mi especial agradecimiento a mi tío Clemente López Caldas y a mi tía Sulpicia Félix, quienes viven en Shagapay, por haber hecho posible que este turista de aventura conozca la laguna Ushuraj, Kunkash y toda la belleza natural que hay allá arriba, casi junto al cielo.


KUNKASH: UNA MARAVILLA DE PIEDRA

En la punta del cerro Kunkash, cerquita de las nubes y del cielo azul, luce imponente una misteriosa estructura pétrea que se parece a una cabeza humana vendada. Unos creen que es un camayo con pasamontañas que se halla encantado; lo consideran el guardián o protector de Huacrachuco, porque desde su posición estratégica da la impresión de estar vigilando y manteniendo el control del territorio huacrachuquino. Otros, como el profesor y literato marañonense Merarí Salazar Campos, estiman que se trata de una mujer encantada: la Doncella Kunkash o la Doncella «Meona», la dama más hermosa del mundo, cuyo rostro permanece oculto para que nadie se fije en ella.

Puede verse su lejano perfil desde el barrio de Santo Domingo (Huacrachuco, Marañón, Huánuco), pero es allá arriba, a más de cuatro mil metros de altura, donde se apreciará su soberbia presencia de piedra y estimulante belleza natural. Está a poco más de tres horas de camino desde el poblado de Shagapay (San Cristóbal) y a treinta minutos aproximadamante de la laguna Ushuraj.

Etimológicamente, «Kunkash» viene de la palabra quechua «kunka», cuello. En algunas partes del Perú «kunka» y «kunkash» se utilizan para designar al cuello. Un antiguo registro [1] señala: «Cuncash (cunca=cuello; casha=espina) cuello que termina en punta, en forma de espina». En un diccionario que recoge palabras quechua del centro [2], aparece: «Cuellilargo». Según Merarí Salazar, «Cuncash» quiere decir «puro cuello o cuello visible» [3].

El ascenso hacia Kunkash es una aventura fascinante. Pero antes de subir a la cumbre, hay que hacer el «pagapuy» (pago al apu, con coca, cal, cigarro y copita de licor), para estar en armonía con el cerro. Cuesta llegar arriba, pero vale la pena. Sólo hay que tener cuidado de seguir el camino correcto, aquel que va rodeando Kunkash por atrás; es difícil y peligroso el acceso por la parte delantera, porque los caminos suelen terminar al borde del abismo y no habrá más remedio que retroceder, demorando con ello la exploración y el victorioso retorno. Es recomendable por ello contar con un buen guía.

No está demás advertir del sitio llamado Hatun Potrero, sector misterioso de Kunkash donde se pierden los caminos; dicen que es lugar de encanto o desencanto, debe ser cierto, porque algún pastor de Shagapay apareció perdido por allí, con todo su rebaño de ovejas, después de ser alcanzado por las nubes oscuras que cubrieron la laguna Ushuraj.

Se pueden lograr estupendas fotografías y filmaciones. La vista panorámica y el paisaje de puna son formidables; a la altura de Kunkash, al frente, está el colosal cuerpo de piedra de Urwa Rumi; y en los peñascos cercanos pueden verse las figuras del gallo, del cantarito y de las reses, la puerta de la iglesia y el hombrecito encantado (petrificado). Sin arriesgar la integridad física, es posible conseguir la mejor ubicación para tomas espectaculares.

LA «DONCELLA CUNCASH»

Para el investigador y escritor Merarí Salazar Campos, la impresionante estructura pétrea muestra el cuello y la cabeza vendada de una «mujer encantada», cuyo rostro permanece cubierto con un velo oscuro para que nadie vea su deslumbrante belleza, no vaya ser que alguno se haga ilusiones; ella tiene novio, el más apuesto y fuerte de la región, el varón de sus sueños y el único dueño de su corazón. La «Doncella Cuncash» -- así la llama-- está muy enamorada del valiente y poderoso Urwa Rumi, un coloso de piedra que está erguido en un cerro vecino, tan cerca y tan lejos a la vez de ella.

«Es tanta su hermosura, que su novio ciego de celos le mandó vendar su cabeza y su cara para que nadie se fije en ella, luego le puso en el cerro que hoy lleva su nombre (...) Cuentan que la Doncella Cuncash, sale una vez al año de su encanto y se va a bañar en las límpidas aguas de una laguna llamada Ushuraj en plena luna llena. Es la única que puede bañarse, porque esta laguna no deja tocar sus aguas a nadie más; todos le temen, porque dicen que es una laguna ‘chúcara’, en cuanto se acercan se embravece agitando sus aguas, levantando inmensas olas» (Urwarumy: Leyenda peruana, pp. 61-62).

Según la leyenda investigada, reconstruida y recreada por Merarí Salazar en un texto de  quince capítulos --Urwarumy: Leyenda peruana, 2004--,  la  Doncella Cuncash es la dama más bella de Marañón y del mundo entero. Está enamoradísima de su novio, pero no siempre es dulce y comprensiva; también es celosa. Un personaje llamado Tallicuna, malévolo, muy ambicioso, chismoso e intrigante, le ha hecho creer que Urwa Rumi no la quiere y que está realmente enamorado de la Doncella Piedra Redonda, de Huancaspata; a raíz de tales patrañas, movida por los celos siempre le hace reclamos a su prometido y como éste no le hace caso se enfada, poniéndose furiosa especialmente en época de invierno cuando, dicen, «se mea de cólera». Se la relaciona con los aluviones que han causado muerte y destrucción en Huacrachuco y otros pueblos. Por tal razón -- refiere Merarí Salazar en su relato-- también la llaman la Doncella «Meona».

Siempre habrá un manto de misterio sobre todo lo que ocurrió, ocurre y ocurrirá en las alturas de Shagapay, en los predios de las lagunas y de los seres encantados. Conozcan Kunkash y Ushuraj. A mí me fascinó todo lo que vi y experimenté; allá arriba uno se siente en medio de un imperio de belleza natural, echa fuera de sí las preocupaciones mundanas y se llena de energía positiva.


[1] Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, volumen 61, 1944, p. 52.
[2] Diccionario quechua, Junín-Huanca, Ministerio de Educación, Instituto de Estudios Peruanos, 1976, p. 187.
[3] Urwarumy: Leyenda peruana, Merarí Salazar Campos, 2004, p. 61.


Cuesta llegar arriba, pero vale la pena. Sólo hay que tener cuidado de seguir el camino correcto,
aquel que va rodeando Kunkash por atrás; es difícil y peligroso el acceso por la parte
delantera, porque los caminos suelen terminar al borde del abismo.



Hatun Potrero, sector misterioso de Kunkash donde se pierden los caminos. Dicen que es lugar de
encanto o desencanto, debe ser cierto, porque algún pastor de Shagapay (San Cristóbal)
apareció perdido por allí después de ser alcanzado por las nubes oscuras que cubrieron la
laguna Ushuraj. En las peñas se aprecia la figura del gallo, del cantarito y de la vaca,
la puerta de la iglesia y el hombrecito de piedra. 

Un hombrecito encantado (petrificado) se halla como escondido entre las rocas.

Perennizado en la punta del cerro Kunkash y mirando a través del velo del misterio, luce imponente el guardián de
Huacrachuco — o la Doncella Kunkash—. Puede verse su lejano perfil desde el barrio de Santo Domingo
(Huacrachuco), pero es allá arriba donde se apreciará su soberbia presencia de piedra.


viernes, 30 de diciembre de 2016

APROXIMACIÓN AL SIGNIFICADO DEL NOMBRE «SHAGAPAY»


En la parte alta y más próxima de Huacrachuco, distrito y capital de la provincia Marañón (Huánuco), se halla el pueblo andino de Shagapay, conocido también como San Cristóbal. La búsqueda etimológica del nombre «shagapay» nos conduce a cuatro vertientes teóricas:

a) Por la pronunciación, «shagapay» puede considerarse una variante fonética del término quechua «chaqpay», que significa «nacer de pie»[1]. Tomemos en cuenta que las palabras sufren modificaciones o variaciones en su pronunciación, especialmente cuando llegan migrantes o se producen cambios político-sociales bruscos en una región; en la provincia Marañón se dio este fenómeno. Además, los nombres de muchos pueblos de Huacrachuco aluden al agua (Huanchay, llega el agua sagrada; Gochachilca, laguna rodeada de chilca), a la tierra (Quillabamba, pampa de la luna; Waripampa, pampa de vicuñas) o a la fertilidad (Huachaj, la que pare).

b) Por la semejanza en la escritura y pronunciación, «shagapay» también guarda relación con la palabra quechua «chakapay» [2], que significa «colocar vigas a modo de travesaño» (de ‘chaka’, puente). Consideremos que en cada invierno el río Saltana, que baja por la quebrada de Shagapay, antaño se llevaba el puente de palos o tablas que se colocaba.

c) Por idéntica grafía, «shagapay» proviene de «shagapa», una planta altoandina cuyas flores son de color amarillo patito [3] en algunas zonas, mientras que en otras son rosadas y moradas [4]. Con el sufijo «y», «shagapay» significa «mi shagapa» o «mi flor shagapa». Sin embargo, la aludida planta silvestre no existe hoy en las alturas de Shagapay, siendo considerada una especie extinta; los viejos shagapaínos dicen que no han conocido la shagapa, pero sí han recibido por transmisión oral de sus progenitores la mención de esa planta de hermosas flores amarillas que crecía entre las peñas y parajes de la altura. Cabe mencionar, por añadidura, que una canción muy popular en Ancash y Huánuco se denomina «Shagapita huayta», en español «ramillete de florcitas de shagapa».

d) Por la similitud en la grafía y formas de pronunciación que revelan un nexo de familiaridad léxica, «shagapay» deriva del vocablo quechua «shakapa», «shacapa» o «shaqapa», árbol de la selva [5] cuyos frutos sirven de cascabel [6]; con el plural de estos términos y también con su variante «shagapas» se designa a los mismos cascabeles de semillas o pepas secas que, colocadas sobre pedazos de piel de res u otro material, hacen sonar en las pantorrilas los bailarines de la danza típica de los Shagapas, Shaqapas o simplemente Shacshas, cuya predecesora fue una danza guerrera [7]. Y es que el origen del término «shakapa» se remonta a la época prehispánica, prueba de ello es el registro de la palabra «xacapa», cascabel, en el Lexicon, o Vocabulario de la lengua general del Perú (1560), de Fray Domingo de Santo Tomás. Una de las variantes en la pronunciación del término original «xacapa» o «shaqapa» es justamente «shagapa», propiciada también por los españoles, quienes al traducir las palabras de nuestro idioma nativo al suyo cambiaron la «q», por la «g», como ocurrió con «Kuntur Qaqa» (cóndor en la peña) que pasó a llamarse «Condorgaga». Es así que «shagapay», mediante esta vertiente teórica significa, con el sufijo posesivo «y», «mi cascabel»; y, en la forma verbal ,«hacer sonar los cascabeles» o «cascabelear».

Lo curioso es que la danza típica de Shagapay no es la de los Shacshas, sino los Monterillos, cuya peculiar similitud con sus pares de la otra danza es que también usan cascabeles, pero estos son de metal. La danza de los Monterillos es también muy antigua y resulta obvio que estos danzantes tuvieron que usar al principio los cascabeles de shaqapa, porque los aborígenes no conocían los cascabeles de metal. Además, los testimonios de viejos pobladores de Huacrachuco dan cuenta que la danza de los Shacshas salía del barrio de Santo Domingo (extremo de Huacrachuco); por la poca disposición de los criollos para la danza y por la cercanía con Shagapay, es de suponer que los shagapaínos eran convocados para bailar. Después, ante la necesidad de contar con una danza propia, los pobladores de Shagapay sacan los Monterillos, que sin duda renació o fue producto del mestizaje cultural y ya tenía fuerte arraigo en los pueblos patacinos de Huancaspata y Chilia, así como en el pueblo marañonense de Huambo, donde funcionaba una importante parroquia religiosa.

Entre las cuatro teorías, considero que tienen mayor asidero las dos últimas, siendo imposible descartar absolutamente una de ellas.

[1] Diccionario Simi Taqe, Academia Mayor de la Lengua Quechua, Cusco, 2005.
[2] Ibid.
[3] Límber Rivera, Las cordilleras Raura y Huayhuash: su importancia geoeconómica, Instituto de Investigación y Desarrollo Comunal, 2003, p. 61.
[4] Geografía física y organización del III Congreso Nacional de Geografía, Iquitos, volumen 4, 1967, p. 141.
[5] Francisco Izquierdo Ríos, Pueblo y bosque: folklore amazónico, 1975, p. 263.
[6] Diccionario electrónico Quechua Ancashino de Francisco Carranza. http://www.romanistik.uni-mainz.de/que…/plantas_quechua3.HTM

Agradecimientos: A Teofilina Villaorduña Caldas, Rosalina Villanueva Malqui y Teodoro Casiano Payajo.