viernes, 17 de febrero de 2023

 LA PAZ ES EL CAMINO DE LA HUMANIDAD


PALABRA DE POETA, JOSÉ PINEDO (Casma, 1935)

No sabía quién era José Pinedo Pajuelo hasta que, allá por 2014, el escritor marañonense Marco Hinojosa me obsequió «El árbol que canta en tus ojos» (2005), libro que capturó mis sentidos y me motivó a escribir un artículo de análisis muy comentado y compartido. A raíz de ello, el poeta y pintor ancashino se convirtió en mi amigo virtual. Tiempo después, en un intercambio de mensajes, me habló de su inédito poemario «Racimos discontinuos del amor», y yo le dije que abrigaba la esperanza de conocerlo en algún viaje a Trujillo.

Hace poco conocí a este poeta vanguardista. A pesar de las dificultades físicas propias de sus trajinados 87 años y la fibrosis pulmonar que lo obliga a depender de un balón de oxígeno para respirar, él mismo junto a su esposa Yolanda salió a la puerta de su casa para recibirme. Nos presentamos y abrazamos emocionados como dos personas que cumplían un anhelo.

Toda una sorpresa fue que pusiera en mis manos un ejemplar de la revista «La achupalla incendiaria» n.° 29, recién editada; se trata de la continuación de la legendaria publicación que naciera en 1978. A los dos nos brillaban los ojos; él feliz como autor entregando su obra y yo entusiasmado lector recibiéndola.

Luego ya comenzamos a dialogar más en confianza. Como si sospechara mi intención, de pronto José Pinedo dijo: «Que no sea una entrevista, sino una conversación». Entonces, guardé la grabadora y me aferré a la libreta de notas. Aunque este periodista no se distanció mucho de su posición de entrevistador, fue una conversación sesuda, ilustrativa y panorámica, por momentos amena y humanizante.

A continuación la conversa, que fue ante todo un encuentro espontáneo e inolvidable, para conocer un poquito de la esencia del poeta-pintor, su filosofía poética, su fértil inspiración y su valentía para seguir escribiendo; sin duda, un ejemplo de vida.

-- ¿Qué es para usted la poesía?

La poesía es parte de la vida y muchas veces es la vida misma del autor. Escribes de acuerdo a lo que has leído, visto y vivido; lo que has leído más la experiencia de vida ayudan a la mejor formación de los poemas. El intelecto absorbe lo que uno ve, ya con el tiempo surge la creación poética o pictórica.

La poesía es universal, no regionalista. Los pasajes hermosos del pasado ayudan a escribir poemas; la poesía es parte del pasado y presente, también es futuro: la concepción de algo mejor para el hombre. Siempre hay una base para escribir, en el caso mío es la lectura efectuada en la juventud. Escribo lo que leía. En muchos viajes mi equipaje era sólo libros; leía de todo y me nutría también de la experiencia de otros lectores, amigos con los que teníamos reuniones de lectura e intercambio de ideas.

-- El amor y las muchachas son temas recurrentes en su poesía...

He tenido muchas amigas, unas de amistad, otras de amor. A una chica le gusta que le canten y le pinten, es entonces cuando comienza a soñar, a ilusionarse. Un poema de amor es un canto a la belleza, toda mujer es bella para el poeta. Una sonrisa, una mirada es una invitación para escribir un poema de amor; resultado de la mirada más la invitación es el poema. El amor y la vida son comparables a la creación del mundo; la inspiración es el origen, el escribir es una creación.

Cuando trabajaba en Carhuaz las amistades me invitaban a los pueblos aledaños para ver la corrida de toros, tomar chicha y pasear con las amigas. Y en Huacrachuco, recuerdo que los muchachos íbamos al río Huagas para ver a las chicas y acompañarlas hasta Gran Vía.

-- A propósito: Huacrachuco está presente en su poesía, es una estrella titilante en su universo creativo. Y, déjeme decirle, los huacrachuquinos que han leído su poesía y lo siguen por la red social lo admiran.

Tengo un recuerdo de Huacrachuco: un huaco con dos cóndores; tiene arriba una especie de cuerno y a los lados la figura del cóndor. Es de color marrón claro con rayas negras.

A Huacrachuco le tengo especial cariño. Allí conocí varios maestros. Ligorio Domínguez Laguna fue mi maestro. Descubrí allí que me interesaba la lectura, libros que otros no leían; descubrí que algún día podría llegar a escribir algo. Huacrachuco era pequeño y nos conocíamos todos. Los habitantes eran de clase media. Había familias que mataban dos chanchos, uno de ellos era para regalar; con el pan era lo mismo. La gente era más sincera, de mucho respeto.

Los amigos eran los amigos de verdad y eso lo comprobé cuando trabajaba en Yungaypampa. Los huacrachuquinos me apoyaron cuando necesité ayuda. Conservo la amistad de muchos de ellos porque siempre nos encontrábamos; venían los amigos de Huacra y Pasacancha, tomaban tranvía en Yungaypampa para Chimbote.

Cuando trabajaba en Rahuapampa, frente a Huaytuna, también los encontraba o ellos me buscaban; venían por la ruta Huacra-Pinra-Aco-Huaytuna y tomaban carro a Huaraz.

Fue un tiempo bonito, de grandes amistades, con sinceridad y sencillez. Recuerdo a Ketín Vidal, Jorge Quintana, Luis Miranda de Asay, Felicio Cervantes y otros.

-- Cada poema suyo llega al lector a manera de un cuento de viaje que transcurre oscilante y emocionante, tocando diversos temas, sucesos y sentimientos. Los poemas tienen la marca personal del autor, ¿cómo llegó usted a forjar su estilo?

Mi estilo. Tomé prestadas las palabras, ideas, las formas de escribir de los poetas, filósofos, músicos, pensadores, literatos que he leído. De ellos he sacado algo que se ha transformado y se llama estilo. Es lo mismo que escriben otros poetas, con la diferencia que cada uno va creando formas sobre lo que ya antes se hizo; no es algo completamente propio.

Cuando se publica el poema, este ya le pertenece al lector, al pueblo, ya no al autor. Para enamorar, por ejemplo, se da el poema sin autor.

-- ¿En cuántos días sale un poema?

La concepción del poema dura de dos a tres días. Otros salen en una o dos horas. Generalmente es un trabajo de alfarero, hay que ir moldeándolo, corrigiéndolo, puliéndolo hasta que tome forma, suene bien y te guste. Si te gusta a ti tiene que gustarle a alguien más. Si le gustó a alguien quiere decir que debes seguir escribiendo.

-- Usted ha escrito mucha poesía y en los últimos años publica seguido en la red social. ¿Lleva un registro de cuántos poemas ha escrito?

No sé cuántas poesías he escrito ni cuántos cuadros he pintado. Tengo listo para publicar el poemario «Racimos discontinuos del amor» y espero pronto sacar «La achupalla incendiaria» n.° 30, que va a ser el último número de la revista. Siempre estoy escribiendo, pero hace diez años que no pinto, por mi enfermedad a los pulmones. Me dieron ocho meses de vida y van diez años con oxígeno...

-- Algunos títulos de sus poemas son muy sencillos y otros de un excelso lenguaje metafórico un tanto indescifrables. Así, por ejemplo, con el poeta Marco Hinojosa nos preguntábamos qué significaba «El árbol que canta en tus ojos», título de su primer libro.

Ese título fue tomado de un verso del poema «Árbol», que forma parte del libro. Se refiere a la imagen de un árbol que se queda en la retina: verde, frondoso, con sus ramas moviéndose suavemente al soplo del viento, un ser vivo que parece estar contento.

El título le pertenece al autor, es el único que ha podido crearlo, nadie más lo puede hacer. Y como creador eres el único responsable de tu obra.

-- Mucho se habla del rol social del que escribe. Si es que lo tiene, ¿cómo se manifiesta ese compromiso del poeta?

El poeta trata en lo posible de no ser mentiroso, por eso está a veces en contra del sistema. Los seres humanos somos felices con la poesía, la pintura, la música, no con la política. El poeta se va evaluando también a sí mismo; es un hombre que siempre trata de decir la verdad y hacer del mundo un lugar más humano, menos malo, sin tanta pobreza.

-- Su poesía es abierta y fusional; por su estructura, de vanguardia. Toca muchos temas, entre ellos los valores para la paz: la libertad, la justicia, el respeto a la vida. ¿Cómo concibe usted la paz que tanta falta hace en el mundo?
La paz. Soy pacífico, no he peleado con nadie. Mi paz no es religiosa, sino aquella donde exista más humanidad, menos pobreza, con escuelas de cemento y fierro y no de esteras y calaminas. La paz es el camino de la humanidad.

La guerra existe y existirá; siempre se piensa que un país es superior a otro. Todos los imperios surgen a base de guerras y caen. Después de la guerra viene el tiempo de paz.

-- Es difícil alcanzar la paz social. A la derecha poco le interesa y las izquierdas han fracasado en el intento. ¿Cuál sería la ruta a seguir?

En el siglo XXI, el socialismo actual debe ser de trabajo y más trabajo, con lo cual se va disminuyendo la pobreza. Los gobernantes deben mejorar el sistema de salud, educación y trabajo; si hubiera más trabajo tendríamos menos ollas comunes. Se debe optimizar el uso del agua, construyendo represas para cultivar más e importar menos; que no haya escasez.




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