lunes, 3 de diciembre de 2018

 
 

¡ OH,  APUS !

 
¡Oh, montañas omniscientes!
Hermanas mayores sobre la Tierra,
cuántos secretos sabéis,
a cuántas criaturas habréis visto hasta el esqueleto,
cuántas novedades os traerá del infinito el tiempo
y cuánta fuerza tendréis aún reservada
para repetir el plegamiento.


¡Oh, apus!. Conos sedentarios,
de ojos ocultos al humano silvestre.
Seres protectores,
de voz que doblega la mano que hiere.
Vigilantes que contenéis tres reinos.
Os respeto por dialogar como sensatos jircas
y poner los elementos de la naturaleza en su sitio.



¡Oh, dioses tutelares de lengua universal!
Mis pies están a gusto en vuestros predios,
mi centro está conectado con el punto eje de las cimas,
donde se cruzan los fulgores del poder divino.
Soy un animal creativo en las faldas de tierra y roca;
un diminuto ser racional en las bases, cruzando ríos;
y un gigante feliz en las cumbres, tocando el cielo.



 
La medida de mi edad señala mi pequeñez.
Siendo solo una ramita reciente
en el árbol genealógico de los patriarcas, os adoro,
con ruegos y ofrendas que han atravesado siglos.
¡Oh, cerros vivientes!, os pido amparo afuera de mí,
esparcid sobre los pueblos algo de vuestra energía.
Así, el péndulo de la vida oscilará suavemente.



© All rights reserved, 2018. 
 

Apu Shampumay, uno de los dioses tutelares de Huacrachuco (Marañón, Huánuco).
Se halla entre los pueblos de Quillabamba y Huanchay.

El majestuoso apu Shampumay.
 
 
APU MARCO. El magnífico mirador de Huacrachuco.
 

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