martes, 16 de octubre de 2018




CASTILLO SUSUPILLO

En tu cuerpo de piedra y barro
se alojan,
duermen y despiertan con el llamado del Sol,
la raza, la sabiduría y el poder yarowilca.
Castillo de Tantamayo, rascacielo
en pie de guerra,
sigues inconquistable en la comarca,
con el feroz grito de tus ventanas,
con la divinidad presente
en tu franja de cuarzo blanco.


Tus centinelas dominan
el territorio desde las atalayas,
los hombres abren surcos con tu venia,
las mujeres hilan, cocinan, tienen el valor en ristre.
Pasa la voz
del agua por los acueductos,
toman aire
las carnes curadas con la sal del Huallaga,
esperan el hambre
de las barrigas, los granos y tubérculos.

Dentro de tu ciudad-fortaleza todos empequeñecen;
es natural perder tamaño,
si frente a ti
hasta se achicó el arrojo
de los Incas y de los invasores blancos.
Son tiempos de paz,
no hay enemigos por el Marañón.
Castillo Susupillo,
tu gran nombre recorre la tierra y los amarus,
tienes el peso histórico de un Señor Yarowilca.
Sigues sólido en el núcleo del imperio,
siendo casa, cuartel, torre de alto respeto.
Tu feudo está intacto,
tuyas son las punas, las cumbres, los abismos.

Llego a ti
como quien sigue un rastro,
una delgada raíz que va por el uku pacha
y atraviesa tus tres murallas de defensa.
Te veo
y me traslado al principio de tus mil años.
Te toco
y mi estatura se prolonga a tu altura de gigante.
Te escalo
y sé que voy al cielo por la ruta del caracol.
Te remiro
y tierra abajo camino,
llevándome
toda la energía recibida de tus cinco pisos.


© All rights reserved, 2018

El castillo Susupillo forma parte del complejo arqueológico del mismo nombre, situado a 4.100 m s. n. m., en el distrito de Tantamayo, provincia Huamalíes, Huánuco.  
Fotografía: Abel Ramírez Bravo (Facebook)

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