viernes, 22 de enero de 2021




LAS REVISTAS : TRINCHERAS
DEL PERIODISMO CULTURAL

En el Perú el periodismo cultural está siendo desplazado de la prensa escrita diaria, de la televisión y también de la radio, donde priman el sensacionalismo, la desinformación, la crónica roja y los inflados sucesos de farándula; lo trivial se vende con la falsa etiqueta de importante y el público lamentablemente consume eso, casi con normalidad. Sin pasar por alto los suplementos Domingo, de La República, y El Dominical, de El Comercio, en los que encontramos buenos productos culturales, es evidente que en este mundo del entretenimiento cotidiano vía medios masivos, la cultura es subestimada y encasillada injustamente como un producto que «no vende» y que «no le gusta a la gente».
¿Hay espacio para la cultura?. En los medios masivos no. Pero sí en los pequeños medios como las revistas locales y regionales, y últimamente en algunos sitios selectos de internet (verbigracia La Mula y blogs confiables).
La red de internet es una herramienta revolucionaria y en proceso de adaptación social para ser mejor aprovechada. Hoy gana todas las carreras por las primicias noticiosas, pero en lo que a cultura se refiere tiene un panorama difuso, debido a que millones de usuarios producen información y de ellos poquísimos pueden considerarse fuentes confiables; el común de los lectores no tiene todavía plena conciencia de los filtros de calidad y, por prejuicios, afinidades o por el factor tiempo, puede dejarse llevar y elegir una información casi al azar, con lo cual podría pasar de contrabando la mala redacción, datos erróneos, pseudo literatura, análisis antojadizos, pseudo investigaciones, etc.
En el caso de las revistas culturales la situación es diferente, comenzando porque son producidas por equipos de intelectuales y profesionales interesados en elevar el nivel educativo del público lector. En ese sentido, toda revista cultural tiene un fin ambicioso: apuesta por el progreso, la reafirmación de la identidad, el fomento de los valores humanos, las artes, la literatura, la educación, la historia y la ciencia; va más allá de la difusión de actividades y manifestaciones culturales (presentación de un libro, exposiciones, obras de teatro, eventos musicales, etc.), brindando en sus páginas investigación, ensayos para la reflexión, ideas nuevas, descripción detallada, análisis e interpretación de las productos artísticos, conocimientos revolucionarios para que el hombre se ilustre y la sociedad mejore.
Difícil es mantener una revista en el tiempo, los activistas del periodismo cultural lo saben. Y permanecen con la pluma entintada para seguir escribiendo y trabajando heroicamente, a veces ad honorem, sin egoísmos, todo por el bienestar del colectivo. El trabajo cultural es asumido como una misión humana, un deber para preservar los legados generacionales.
Conozco de cerca dos revistas huanuqueñas que, pese a sus limitaciones de orden económico y de distribución, contienen en esencia parte de lo anotado líneas arriba. Estas trincheras del periodismo cultural son: La revista Puka Yaku, que se edita en el distrito La Unión, provincia Dos de Mayo, y la Revista Marañón, vocero cultural de la provincia Marañón, que se edita en Lima.

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