con el 95 por ciento de su vida,
cuando nadie queda en la sesión del güisqui,
me veo gigante con las barras de las ventas,
pero «n» por ciento vacío en este opulento piso 22.
La oficina es ahora un teatro en pausa,
los actores con sus libretos se fueron a otra función.
Nada perturba la actividad en los cuadros de arte.
Es bueno que sientan alivio los tejidos persa
y descansen de tanto diálogo los muros cortina.
En soledad, desaparece el gerifalte vertical.
Soy un simple hombre dentro de un cuadrado,
un prisionero voluntario en su fortín.
Todos tenemos cadenas y un lenguaje rebelde.
Las bocas se abren, ¿habrá protesta en siete mil lenguas?.
Por la ventana me voy con la mirada al infinito.
Los prismáticos me traen el mundo de afuera:
estoy rodeado de los edificios de Magritte
y me siento en el interior de uno de ellos.
Veo lo externo revelado; el frío deshidrata mi envoltura.
Pasan los autos siguiendo flechas y rayas.
Los humanos autocodificados por peinados,
idiolectos, conductas y telas de color, ni se miran.
Caminan raudos ignorando al indigente y a los árboles.
La avenida no tiene más defensa que el asfalto y su silencio
Cual agitador de salón clavo la mirada en una farmacia.
¿Por qué venden calmantes y no la cura?
La salud permanece al margen de montañas de dinero.
Algunos ricos manejan fajos con olor a muerte.
Con el menor respeto, por fortuna mi negocio es otro.
La luz viaja de la realidad a la catarsis y viceversa
Voy a crear bonos en la planilla e irme pronto a casa,
con mucho menos del 95 por ciento de mi vida.
No hay dinero suficiente para comprar la libertad,
pero se puede ser libre el tiempo que uno decida.
Quisiera pasear en ojotas por el centro de la plaza
y que ningún par de ojos se asombre. Soy un emergente.
Quiero saludar en mi idioma como lo hace un foráneo equis.
Y agitar mi sombrero trillador en un sitio elegante de la urbe.
¿Por qué es raro que alguien se muestre como es?
© FGM. All rights reserved, 2020.
Los edificios de René Magritte evidencian la falta de espacio, la asfixiante realidad y el colapso de la ciudad. El cuadro pintado en 1961 se llama "La poitrine" (el cofre). |
Cada cuadro de Magritte tiene un lenguaje propio . Verbigracia "Les reflets du temps" (reflexiones de tiempo), cuadro de 1928.René Magritte. |
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