El escritor y folklorista José María Arguedas, su amigo y admirador, lo bautizó como «Jilguero» y Luis Pizarro Cerrón, otro estudioso del folklore andino, complementó su nombre artístico añadiendo «del Huascarán».
Debutó en 1946, pero es a partir de 1949, en que gana el Festival de San Juan de Amancaes, en el distrito de El Rímac, cuando se convierte en el artista sensación de los «coliseos folklóricos», lugares techados con carpa de circo donde los domingos se presentaban grupos de danza y exponentes de la música andina.
Sus discos de 45 RPM se vendían como pan caliente. Su nombre era aclamado y sus canciones llenaban de fervor a los migrantes provincianos que repletaban los coliseos como el Dos de Mayo y el Nacional; compartía escenario con otros artistas que estaban surgiendo como «Pastorita Huaracina», «Picaflor de los Andes» y «Flor Pucarina».
Fue el primer artista popular en grabar un long-play y también el primero en ganar un Disco de Oro: en 1960, la casa discográfica IEMPSA le otorgó esta distinción por batir el récord de ventas con su tema «Marujita».
Incursionó en la radio y después, en 1978, fue elegido miembro de la Asamblea Constituyente por el partido Frenatraca. Murió en un accidente de tránsito allá por 1988.
EL ARTISTA Y SU COMPROMISO SOCIAL
Las canciones de Ernesto Sánchez Fajardo, nacido en el distrito de Bambas, provincia de Corongo, Ancash, están nutridas de un mensaje que nos mueve y sensibiliza. Nos hablan de la bella naturaleza, del amor, del engaño, del sufrimiento y de los momentos felices, pero también de la injusticia, la desigualdad, la opresión y de la protesta que no se puede callar.
Las canciones de Ernesto Sánchez Fajardo, nacido en el distrito de Bambas, provincia de Corongo, Ancash, están nutridas de un mensaje que nos mueve y sensibiliza. Nos hablan de la bella naturaleza, del amor, del engaño, del sufrimiento y de los momentos felices, pero también de la injusticia, la desigualdad, la opresión y de la protesta que no se puede callar.
Gracias a su talento innato, a los discos de vinilo y a la radio, se hizo famoso en el Perú entero; hombres y mujeres del ande escuchaban y tarareaban las canciones de este cantautor del pueblo.
A lo largo de su vida dio muestras de su compromiso social, las letras de algunos de sus temas lo confirman. Hizo labor social y como representante de los artistas folklóricos, en el año 1972, conformó la Comisión que elaboró la primera «Ley del Artista». Después fue elegido miembro de la Asamblea Constituyente de 1978.
La obra musical del «Jilguero del Huascarán» fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación el año 2008. En uno de los considerandos de la Resolución Directoral Nacional N° 1425/INC-2008, se lee: «como promotor cultural, el señor Sánchez Fajardo aprovechó su condición de ídolo popular para ejercer un liderazgo que le permitió contribuir a crear y consolidar asociaciones culturales y sociales regionales, así como gremiales, en defensa de los derechos de los artistas populares del país».
A continuación el tema: Zorro Negro
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