viernes, 30 de agosto de 2019

MARAÑÓN :  PARAÍSO ANDINO 
 
 
El talento, la identidad y el turismo en perspectiva 
 
Somos hijos de una tierra prodigiosa. Tenemos talentos en todos los niveles del trabajo y la creación humana, porque llevamos en los genes el valor, la constancia, la audacia, el ingenio constructivo, la sabiduría de nuestros ancestros más antiguos: los wacrachucos (en la época preinca ocuparon lo que hoy es Huacrachuco y Huacaybamba), los yarowilcas (integración en el periodo de la Confederación Inca - Yarowilca) y los cholones (fusión cultural a partir de las misiones evangelizadoras; Cholón, antiguamente fue parte del Gran Pajatén, cultura Chachapoyas). Hoy somos de todas las sangres y culturas; el mestizaje sanguíneo y cultural es nuestra riqueza.
 
Nuestra tierra es acogedora y hermosa: bellezas naturales en sierra y selva, suelos fértiles, aire puro y gente amable. La riqueza se ve, se palpa, se siente con emoción en cada lugar que uno visita, ya sea llegando en carro, en moto o siguiendo caminos de herradura.

Tiene un enorme potencial turístico. Allí están las campiñas andinas de ensueño; los espejos de agua entre las altas cumbres y la laguna de Asiaj (Chonas), un paraíso natural, la reserva ecológica de Marañón por excelencia; el nevado Acotambo, el guardián de hielo; las fantásticas formaciones rocosas como Urwa Rumi, Kunkash, Condorgaga, Pishtak, Cashqui Rumi, la enigmática Horca de Ucurragra, las torres de Shallaway; las cataratas de la selva; los ríos de puna donde se puede pescar truchas; las pampas para atravesar a caballo; los frutales, los huarangos, los cactus y las salinas de los temples; los mensajes rupestres de los hombres primitivos en las cuevas de Ucurragra, Atojpampa y otras; Pueblo Viejo, Awilo Marka, los innumerables ushnos y un centenar de sitios arqueológicos más; el Qhapaq Ñan incaico; las especies silvestres de flora y fauna, en fin, tantos atractivos para el asombro de los turistas nacionales y extranjeros.

A qué visitante no le gustaría llegar a una campiña en primavera, apreciar los rebaños de ovejas en el pasto verde, encontrar en su hábitat natural a las vizcachas, a los chúcaros, a los sajinos, a las tunas, a las flores como la rima rima o las dalias o las azucenas, a las hierbas medicinales en su estado silvestre; ni qué decir de nuestros platos típicos, que satisfacen hasta los paladares más exigentes.

Aunque el tiempo y la modernidad traen nuevos usos y costumbres, en Huacrachuco se mantienen vivas las tradiciones patriarcales, añadiendo de lo moderno solo alguna que otra innovación, lo necesario para lograr mejores productos. Es el caso del arte textil y de la música, que se nutren de las vivencias en diferentes niveles del tiempo y del espacio.

En la gastronomía prevalece lo autóctono, los ingredientes ancestrales y el convite con alegría, para felicidad de todos los comensales. Las danzas, los carnavales y las fiestas costumbristas en general mantienen su esencia de colorido y sana diversión que llama, acerca y hermana a la población.

Actualmente, aparte del turismo convencional, cultural y el de aventura hay un filón que ya los promotores turísticos lo están aprovechando en otras partes del país: el turismo rural comunitario. Este tipo de turismo es llamado también alternativo o de convivencia, porque permite al visitante participar de las actividades de la comunidad, de tal forma que experimente y valore la forma de vida, las costumbres tradicionales, la cultura viva. A nivel de Huánuco hay entusiasmo creciente para desarrollar la industria sin chimeneas.


En Marañón es posible activar esta palanca de desarrollo para el beneficio de sus pueblos. Por ejemplo, un grupo de tres o cuatro turistas extranjeros elige pasar unos días en un pueblo de Marañón ( Paracay, Tranca, Huanchay, Huachumay, San Pedro de Chonta o cualquier otro que esté en la lista de promoción turística), pagando previamente un precio establecido. Entonces, se involucra toda la comunidad — es lo óptimo— para acoger durante unos días a los visitantes y hacerlos partícipes de las actividades costumbristas como podrían ser la esquila del ganado, la siembra de la tierra, la elaboración del pan en el clásico horno andino, la celebración de alguna festividad religiosa, deportiva, etc.; se los aloja en un hospedaje campestre o dentro de una casa familiar; durante su estancia en el pueblo ellos van a ser invitados especiales, pero también van a aprender interactuando, conversando, preguntando, participando de las costumbres e intercambiando experiencias; asimismo, van a conocer lugares y otros atractivos turísticos de la zona. Ahora bien, se necesita tener algunos productos adicionales de oferta, porque el turista siempre quiere llevarse algún recuerdo: un tejido con motivos andinos, una prenda bordada a mano, un chullo, un sombrero peculiar, una flauta artesanal, un artículo de cuero grabado, un kilito de algún alimento recién cosechado, etc. 

Hay riqueza en nuestro suelo y en nuestra gente. Marañón lo tiene todo: es un paraíso andino. Así es nuestra tierra, la espléndida y generosa provincia Marañón, Huánuco. Sintámonos siempre orgullosos de ella.

 


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* Fotografía: Club Marañón (Facebook)
* Vídeo: Zacarías Malqui Campos
* Música: Los Chirocos de Gochachilca

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