viernes, 22 de mayo de 2020



EL JILGUERO DEL HUASCARÁN, PRESENTE


El cantautor ancashino Ernesto Samuel Sánchez Fajardo (1928 – 1988) llegó a Lima con la ola de migrantes en los años 40, teniendo que desempeñar diversos oficios hasta que se relacionó con grupos folklóricos y pudo hacer escuchar su canto.
El escritor y folklorista José María Arguedas, su amigo y admirador, lo bautizó como «Jilguero» y Luis Pizarro Cerrón, otro estudioso del folklore andino, complementó su nombre artístico añadiendo «del Huascarán».
Debutó en 1946, pero es a partir de 1949, en que gana el Festival de San Juan de Amancaes, en el distrito de El Rímac, cuando se convierte en el artista sensación de los «coliseos folklóricos», lugares techados con carpa de circo donde los domingos se presentaban grupos de danza y exponentes de la música andina.
Sus discos de 45 RPM se vendían como pan caliente. Su nombre era aclamado y sus canciones llenaban de fervor a los migrantes provincianos que repletaban los coliseos como el Dos de Mayo y el Nacional; compartía escenario con otros artistas que estaban surgiendo como «Pastorita Huaracina», «Picaflor de los Andes» y «Flor Pucarina».
Fue el primer artista popular en grabar un long-play y también el primero en ganar un Disco de Oro: en 1960, la casa discográfica IEMPSA le otorgó esta distinción por batir el récord de ventas con su tema «Marujita».
Incursionó en la radio y después, en 1978, fue elegido miembro de la Asamblea Constituyente por el partido Frenatraca. Murió en un accidente de tránsito allá por 1988.

EL ARTISTA Y SU COMPROMISO SOCIAL

Las canciones de Ernesto Sánchez Fajardo, nacido en el distrito de Bambas, provincia de Corongo, Ancash, están nutridas de un mensaje que nos mueve y sensibiliza. Nos hablan de la bella naturaleza, del amor, del engaño, del sufrimiento y de los momentos felices, pero también de la injusticia, la desigualdad, la opresión y de la protesta que no se puede callar. 
Gracias a su talento innato, a los discos de vinilo y a la radio, se hizo famoso en el Perú entero; hombres y mujeres del ande escuchaban y tarareaban las canciones de este cantautor del pueblo. 
A lo largo de su vida dio muestras de su compromiso social, las letras de algunos de sus temas lo confirman. Hizo labor social y como representante de los artistas folklóricos, en el año 1972, conformó la Comisión que elaboró la primera «Ley del Artista». Después fue elegido miembro de la Asamblea Constituyente de 1978. 
La obra musical del «Jilguero del Huascarán» fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación el año 2008. En uno de los considerandos de la Resolución Directoral Nacional N° 1425/INC-2008, se lee: «como promotor cultural, el señor Sánchez Fajardo aprovechó su condición de ídolo popular para ejercer un liderazgo que le permitió contribuir a crear y consolidar asociaciones culturales y sociales regionales, así como gremiales, en defensa de los derechos de los artistas populares del país».

A continuación el tema:  Zorro Negro 








EL «PISHTACO»

En las alturas de Antaquero (Huacrachuco, Marañón, Huánuco) se halla la maravilla pétrea conocida como «Pishtaco», que semeja una cabeza labrada por la naturaleza, sobresaliendo de un peñasco como si estuviera a punto de ser cortada para caer al precipicio.
La palabra «pishtaco» deriva de «pishtaq» (degollador, el que corta), término quechua que a su vez viene de «pishtay» (degollar, decapitar, cortar).

¿Qué es el pishtaco?

En la región andina el «pishtaco» es un personaje protagonista de historias escalofriantes, de asesinatos nocturnos, un temible hombre que se desplaza a caballo por caminos solitarios y degüella a sus víctimas para obtener la grasa humana que luego comercializa. 
Los «pishtacos» tienen su origen en la tradición quechua, donde se da cuenta que los antiguos peruanos practicaban los sacrificios humanos, considerándose la sangre y la grasa humana como elementos vivificantes; su significado degenera en el tiempo de la conquista cuando los españoles curaban sus heridas con la grasa de los aborígenes muertos, al punto de infundir miedo en la población; y en la época republicana, hasta hace muy poco, el vocablo «pishtaco» se usó para designar al matón que comercializa grasa humana, al bandolero o asaltante de caminos, al sicario, al asesino contratado.

La leyenda

Los «pishtacos» ya no existen, pero han quedado como leyenda en el imaginario popular de los peruanos. 
En el siglo pasado, abundaban los testimonios de personas que afirmaban haber visto al «pishtaco» degollar a su víctima y luego trasladarlo a una cueva o lugar secreto donde lo colgaba como carne de un animal, colocaba una paila debajo y prendía velas tipo cirio que con su calor hacía caer la grasa humana.
Alejandro Vivanco Guerra, el gran quenista, investigador y folklorista ayacuchano, en su libro «Cien temas del folklore peruano» (1988) escribió lo siguiente:
«Es creencia tradicional que los fundidores de campanas de las iglesias tuvieron antaño, necesidad de una buena porción de grasa humana, a fin de lograr gran sonoridad. Y para ello tenían como especie de 'agentes' buscadores de grasa humana a los 'pishtacos'.
«Según la tradición, el 'Nakaq' o 'Pishtaco' anda siempre solo y se esconde cuando aparecen dos o tres personas. Se le pinta como un hombre fornido, alto, de ojos azules, barbudo.
«Algunos afirman que el 'pishtaco' posee poderes hipnóticos en su mirada, como el zorro, y que otras veces simula amistad e invita carne asada y chicharrón para adormecer a sus víctimas.
«A la única persona que respeta es al Conductor del Correo del Estado que en la sierra, generalmente, se moviliza con acémilas, llevando cartas y encomiendas».


Fotografías: Antaquero Marañón Huánuco (Facebook)

EL  REZADOR  O  RESPONSERO

Un personaje importantísimo y por tanto infaltable en el velorio andino es todavía el rezador o responsero, ya que es el encargado de entonar los reponsos pidiendo a Dios le conceda al difunto el perdón de sus pecados y el descanso eterno. Librito en mano, él reza y hace rezar a todos los asistentes en la vigilia, llenando el ambiente de religiosidad y hondo pesar; en muchos lugares es característico que se acompañen  los responsos con la música triste del violín.  

El también llamado «maestro rezador» suele llegar al velorio a las nueve de la noche y se queda como hasta las dos de la mañana. Da el pésame a los dolientes y ora ante el difunto, puede incluso rociar agua bendita alrededor del ataúd; luego, comienza su labor, por ejemplo así: «Te rogamos, Señor: Dios omnipotente y eterno, que creaste el alma de tu siervo (a)... que te dignes recibirlo (a) en tu seno, como Padre misericordioso. / Concédele, Señor, el descanso eterno. / [...]»

Ahora los responsos se dicen frecuentemente en español, pero antiguamente el rezador leía y entonaba muy bien todos los textos en latín, escuchándose el mensaje más trascendental: «Réquiem aetérnam dona ei (eis), Dómine, / et lux perpétua luceat ei (eis) [...]». Traducido al  español es: «Concédele (concédeles) Señor, el descanso eterno. / Y brille para él (ella, ellos) la luz eterna [...]».

Las lecturas y oraciones se van sucediendo. El Padre nuestro, el Ave María y el Credo también tienen lugar, por supuesto. Uno de los responsos muy esperado y entonado con devoción, sobre todo en latín, es:


LIBÉRA  ME 

Libera  me, Dómine, de morte æterna, in  die  illa  tremenda
Quando cœli movéndi  sunt  et  terra
Dum véneris  iudicáre saeculum per ignem.
Tremens factus sum ego, et tímeo, dum discússio venerit, atque ventúra  ira.
Quando cœli movéndi sunt et terra
Dies illa, dies iræ, calamitatis et misériæ, dies magna et amára valde.
Dum véneris iudicáre sáeculum per ignem.
Réquiem ætérnam dona  ei (eis), Dómine: et lux perpétua lúceat  ei (eis).


LÍBRAME 

Líbrame, Oh Señor, de la muerte eterna aquel terrible día:
Cuando los cielos y la tierra tiemblen.
Cuando vengas a juzgar al mundo con fuego.
Estoy hecho para temblar y temer cuando la desolación llegue, así por la próxima ira.
Cuando los cielos y la tierra tiemblen.
Ese día, ese día de furia, de clamidad y miseria, extenso y más que amargo día.
Cuando vengas a juzgar al mundo con fuego.
El descanso eterno concédele (les), Señor: y brille para él (ella, ellos) la luz eterna.


En reconocimiento a su prestigio y talento como transmisor del deseo colectivo de salvación para el alma del difunto, a través de los responsos, es muy bien acogido por los reunidos. No es ajeno a la costumbre de tomar «shinguirito» (mezcla de alcohol con tisana de eucalipto, manzanilla y otras hierbas) y le sirven en los platos más grandes el típico caldo de cabeza de carnero con mote de maíz.

La familia busca traer un sacerdote para el entierro, pero el rezador acompaña igual. Generalmente, cuando la muerte ocurre en pueblos alejados, el cura no puede llegar al cementerio local, entonces es el responsero quien se encarga de darle la despedida religiosa al difunto, siempre en solemne tonada:

«Escucha, Señor, nuestras súplicas y ten misericordia de tu siervo(a) ...,  para que no sufra castigo por sus pecados, pues deseó cumplir tu voluntad; y ya que la verdadera fe lo (la) unió aquí en la tierra al pueblo fiel, que tu bondad divina lo (la) una al coro de los ángeles y elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor.  Amén» «Concédele, Señor, el descanso eterno. / Y brille para él (ella) la luz perpetua. / Descanse en paz. / Amén. / Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. / Amén».

REZADOR  DE GOCHACHILCA 

A decir verdad, quedan ya muy pocos rezadores. Así por ejemplo, en Gochachilca (Huacrachuco, Marañón, Huánuco), tierra de prestigiosos responseros (los finados Margarito López Herrera, Virgilio Miguel Guillermo, Walter Ramos y otros), actualmente sólo hay uno: Absalón López Casiano.

Se hizo rezador casi sin darse cuenta. Creció observando y escuchando a su padre Margarito López Herrera entonar los responsos en latín, pero no sentía que tuviera talento para ese oficio. Fue a partir de la muerte de su tío Domingo López Mendoza, don "Chumi" -- rezador  en latín  y persona notable que hizo labor religiosa en el vecino pueblo de Shagapay --, cuando afloró la vocación que tenía dormida; de él heredó un cuaderno manuscrito y un antiguo libro  de oraciones católicas para difuntos. Allí comenzó su relación con los responsos y los velorios. "Leyendo los escritos, los responsos, me nació la afición", recuerda el rezador de Gochachilca.





sábado, 2 de mayo de 2020












LIBERTAD


Toda distancia se acorta, todo lo oculto aparece,
cuando nos atrevemos a explorar,
a cruzar las fronteras, a pensar con libertad.
La proyección es la luz del hombre.


Acostumbrados a salir y volver,
en el campo la rutina es un placer raro,
un desafío a la pobreza con aroma de flores,
junto a las semillas los campesinos siembran esperanzas;
en la ciudad uno va de una celda a otra celda,
la casa es un refugio temporal, la fábrica una cárcel,
la oficina una pequeña casilla donde mueren los pasos,
la misma calle es un campo de prisioneros del trabajo.


La libertad del humano principia con su pensamiento.
Con el pensamiento en libertad alcanza el saber,
conquista espacios internos, externos y supraterrestres.
Se puede generar revolución desde los encierros.
Una revolución del conocimiento para la salud del planeta,
la continuidad del sueño de los cosmonautas
y el bienestar futuro de la humanidad.



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viernes, 13 de septiembre de 2019

Voz y sentimiento*
 
ESTRELLITA   DEL  MARAÑÓN

Bella, alegre y siempre elegante, la dama del folclore marañonense brilla como una estrella en el firmamento de la música vernacular y ese brillo nos alcanza de manera especial cada vez que nos canta sus huainos. Ella nació con el don del canto; lleva el arte en las venas, en el alma, lo siente y lo transmite al público con su encantadora voz musical. Pero no fue fácil para ella llegar a ser artista; cada pedazo de su historia es un ejemplo de la lucha constante por subir, peldaño a peldaño, la escalera del éxito y la superación personal.


Amelia Reyna  Espinoza Berrospi, máxima representante del folclore marañonense, nació con el don del canto en Huacrachuco el año 1976. Hija de Guillermo Espinoza Avendaño y Anuncia Berrospi Chinchano, la artista hoy conocida como Estrellita del Marañón, comenzó a cantar a los siete años de edad, haciendo sus pininos musicales en la Escuela 84045 de Huacrachuco.

«Cantaba en las actuaciones, en el aniversario de mi escuela primaria, recibiendo mis primeros aplausos que me llenaban de emoción. Mi mundo era la música; siempre estaba cantando, tarareando las canciones de China María y Alicia Delgado, me gustaban mucho sus huainos», recuerda.

De su padre recibiría  la primera influencia artística, porque en cierta forma él era un artista popular. «Mi papá tocaba arpa, violín  y mandolina;  siempre tocaba para la fiesta de navidad, acompañando a las pastorcitas  que  sacaban a bailar todos los años doña  María Vigo y mi madrina Benigna Chuquino».

Lo cierto es que siempre estuvo en el camino de la música y el ascenso dependía solo de aprovechar las oportunidades. En 1986 ganó un concurso distrital en Huacrachuco, donde participaron 25 representantes de los diversos anexos. Ella lo rememora así: «Gané un diploma y otros premios significativos para mi carrera artística, ante los aplausos y la alegría de todos mis paisanos».

Después ganó el concurso promovido por  la Integración Cultural Raymillacta, evento interprovincial que se realizó en Huánuco, en el Coliseo 15 de Agosto. Y, representando al departamento de Huánuco, obtuvo en Lima  el primer lugar en el  Encuentro Nacional de Integración Cultural Raymillacta, que se realizó en la Plaza de Acho, el 22 de Febrero de 1987. A los diez años de edad comenzaba a brillar como una estrellita.

NOMBRE  ARTÍSTICO, PAUSA Y REGRESO

Amelia Espinoza ha tenido dos nombres artísticos. Primero era La Huerfanita del Marañón, que le pusieron  en Huacrachuco. Luego, en los días previos al referido concurso que ganó en Lima, pasó a ser Estrellita del Marañón,  nombre que se decidió en una reunión con los integrantes del grupo que la acompañaba, entre ellos su  tío Favio Espinoza -- guía y primer representante artístico--  y Virginio Olivas, quien tocaba la mandolina.

Después  de  los concursos regresó a Huacrachuco a continuar con sus estudios. Se apartó un tanto de la carrera musical, por falta de apoyo.  «En lo que podían me apoyaban tanto mi familia como algunas personas que les gustaba el arte, pero no era tan fácil», nos dice. Estudió en el colegio Huayna Cápac hasta el cuarto año y culminó la secundaria en Huaraz, ciudad en la que pasó cuatro años.

 Un día  la pausa obligada terminó y volvió  al escenario. «Será tal vez  porque el arte lo llevo en las venas, apasionadamente me gusta. Siempre veía, escuchaba algunos cantantes; no conocía a nadie, pero me gustaba ir a verlos y escucharlos. En uno de esos espectáculos fue que, perdiendo la vergüenza, me acerqué a un arpista y le dije:  yo también canto, me gusta cantar; ah ya --dijo--, entonces espera un momento y vas a subir a cantar. Ahí fue que inicié mi camino. Era lo que necesitaba. Y fue algo fructífero para mí, porque salí nuevamente y más rápido avancé; comencé a salir a varios sitios, con otros artistas nos íbamos a bautizos, cumpleaños, matrimonios y otros eventos»

En Huaraz conoció a la hoy popular cantante cuzqueña Noemí Huamán, quien fue su compañera en aquella etapa inicial de crecimiento artístico.  Juntas salían a diversos lugares y ambas llegarían a grabar su primera producción juntas, para el mismo sello y con el mismo marco musical: Los Grandiosos del Escenario, de Víctor Barrreto.

Tal acontecimiento de la primera grabación de Amelia Espinoza ocurrió en el año 1999 y fue para el sello Prosa Producciones,  con temas  recopilados que le dieron regular éxito.  Luego vino la segunda grabación para el sello Epa Producciones, obteniendo mejor aceptación del público con los temas “Vuelve amor mío”, “Falsas promesas” y otros.

Estrellita del Marañón ha tenido presentaciones en los programas televisivos de folclore Canto Andino, Miski Takiy (de María Jesús Rodríguez), La Cajita Musical y otros, que le ayudaron a ser más reconocida. Ha grabado para las productoras Mundo Musicales Recsa, Santa Lucia, Dulzura, Imagen, Propasa y para su propio sello Reyna Producciones. Siempre ha estado avanzando, por ello ha llevado su música con un mensaje alegre e integrador a muchos pueblos de la costa, sierra y selva del Perú.

Su ascenso al estrellato fue fruto de perseverancia y mucho trabajo. «Cultivar el arte no ha sido nada fácil, pero tampoco imposible. Gracias a Dios conocí muchas personas que de verdad valoran la música folclórica, el arte, así puedo mencionar a Roberto Vásquez Roque y a Julia Sixce, quienes me bindan su amistad y apoyo incondicional; estoy muy agradecida de ellos y de toda la gente linda de los diferentes lugares del Perú por su preferencia y aplausos».



CONTRAPUNTO CON LA REINA DE LAS PROVINCIAS
 

-- ¿Qué siente cuando está en el escenario?

-- Frente al público siento alegría, mucha emoción. Siento que todo el escenario es mío y tengo que ganarme el cariño del público.

-- ¿Qué es el huaino para usted?
 
-- Es una música vernacular, folclórica, como el Perú lo es. El Perú es folclore, en nuestro país el huaino siempre está presente.

-- En cuanto al contenido de los temas musicales que interpreta, ¿está satisfecha?

-- Sí. Todas las letras de las canciones que uno interpreta parece que es de nuestra propia vivencia, así lo entiendo yo. Creo que para el público es igual, conforme uno lo canta; el público lo escucha y siente que le estamos cantando.
 
-- Hay un tema, entre los últimos, con un mensaje para levantarle el ánimo a la mujer. Dice: «tienes que ser mujer, bien mujer»...
 
-- Es un tema de coautoría, del señor Rómulo Gagliuffi y mío. «Tenías que ser mujer», es el título. Dirigido a las madres abandonadas, sufridas, para decirles que a pesar de tener un dolor por dentro se llenen de valor y hasta rían. Dice: «Madre que afrontas el oleaje de la vida / nunca quebrantes / al quedarte solitaria. / Saca la garra, muestra la cara, / para luchar con el dolor...» Y hasta ríe, dice, ríe: «Ríe, porque sabes que hay mañana...». Es una canción para escuchar en reflexión. Y hay otros temas: alegres y también los que invitan a llorar, cantineras; el mensaje es variado.
 
-- Ha grabado para varios sellos.
 
-- Tengo hasta ahorita diez volúmenes grabados, las primeras producciones con doce temas cada una y las últimas ya he grabado con diez temas. Claro que la mayoría son temas recopilados de otros autores, pero los interpreto a mi estilo.

-- Es difícil elegir los temas más bonitos... ¿Podría mencionar algunos?

-- Actualmente estoy interpretando «Fuiste tú (2018) y «Río Marañón» (2018), ambos de mi propia inspiración, y otros que, aunque son recopilados los interpreto a mi estilo y le encanta a la gente. De años anteriores tengo, por ejemplo, el bonito tema «Mi Huacrachuco», dedicado a mi querido pueblo.

-- ¿Qué temas le pide más el público?

-- Hay un tema: «Vuelve amor mío». También «Falsas promesas», «La camioneta blanca», entre otros.

-- Tengo entendido que está en la etapa de crear nuevos temas de su autoría...

-- Le digo: voy a interpretar temas recopilados y también de mi inspiración. Entre los temas míos, «Fuiste tú»; ya estoy cantando también los temas inéditos «Emborrachándome» y «Es un martirio vivir sin ti», y voy a ir incluyendo otros más que están en proceso.

-- ¿Cuál es su sentir por Huacrachuco?

-- Huacrachuco, nunca lo olvidaré, porque siempre lo llevo en mi mente y en mi corazón. Es la tierra donde nací, crecí y donde tengo muchos recuerdos desde niña, de mis amigas y amigos...

-- ¿Puede adelantarnos algo de lo que nos ofrecerá próximamente?

-- Esta vez, para mi última producción espero viajar a Huacrachuco y hacer el video clip con imágenes de toda la zona, aprovechando los hermosos paisajes y los atractivos turísticos que tiene.

-- Qué bonito. Le deseamos suerte en ese empeño.

(*) Entrevista publicada en la Revista Marañón, febrero de 2019.